La muerte de Don Juan

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El amor aceita las bisagras del mundo. Don Juan Tenorio tiene múltiples caras, en varones y hembras también… ¿Quién no desea un amante perfecto?… ¿Quién no sucumbe ante una noche de efervescente pasión?… ¡Quién no, Diossss! El recorrido a través de la piel sedosa, trasegar los derroteros de la fantasía del deseo. Adonis y Afrodita en encuentro amatorio exegético… o dos Adonis… o dos Afroditas…hoy, el amor es más libre en el popurrí de la permisibilidad social.

¡Lamento hacerlos despertar de sopetón! En Venezuela se acabó el relajito y nos volvimos muy familiares. El decreto de guerra a muerte, contra el arquetipo de Don Juan Tenorio fue firmado y sellado por el gobierno, con el colapso económico ocurrido por el desequilibrio del mercado internacional (La furia del dólar fugitivo), resultante de años de una política económica perniciosa y mefistofélica que agotó las riquezas existentes y empeñó, durante hartos años, las fortunas futuras. En lo único que logró la sustentabilidad y sostenibilidad en Venezuela ha sido la inmensa deuda (interna, externa) histéricamente contraída.

La vuelta a la familia al mejor estilo Pérez-bonaldístico no ha sido el resultado de una reflexión concienzuda sobre valores, buen vivir, paternidad responsable, maternidad desprendida de la guardería hasta que entregan el chavalillo al jefe del reformatorio o al pran (nuevo custodio pone orden en la familia venezolana, cuando éste, después de trasegar su mala conducta por el devenir social, cae en manos de la «justicia carcelaria»);…; (tos, tos, tos…más tos, con atarugamiento en la garganta por tanta postmodernidad primitiva y criolla en materia de seguridad). No señor (a). La vuelta a la familia se da por estricta necesidad económica, incapacidad para satisfacer el idílico sueño del Don Juan Tenorio que ha naufragado en la psiquis nacional a causa del quiebre de la infraestructura económica.

Porque la pregunta es ¿cuánto vale una noche de amor verdadero? El rito amatorio es más o menos estándar en la inmensa mayoría… (los actos amorosos de los ricos son diferentes… les informo)… pero concentraditos en el vulgo, les cuento que primero viene un cine, un teatro, algo que apertura la conversa, el dialogo amoroso. Hay que abrir la parsimonia del cortejo. Ir directo al grano es descortés y de baja alcurnia, impropio de señoritas e itos. Luego, hay que preparar el cuerpo para la ilusión y la pasión. Se come y se toma, allí se te fue la quincenita y no has pasado al verdadero terreno de operaciones. Pura miradita y roces de manos, pies. ¡Quizás algún besucho escapadillo!… ya sin quincena y por ser la primera cita, será difícil que la hembra tome la iniciativa a menos que se palabree de entrada lo cual cambia el dialogo y la escenografía. La mujer se lo lleva a su casa, le hace una arepa (si acaso hay la harina) y lo esquina en su cuarto. Fin del acto. Pero de que lo cobra, lo cobra. Con algo lo cobrará.

Pero si la cartera aguanta Cupido comparece con fuerza en el motel u hotel. ¡Bingooooo!, ¡Suerte, alegría de vivir! Somos felices (Ceteris paribus como decimos nosotros los economistas todas las variables funcionen como Dios manda). Finalmente, la partida (con o sin desayuno?)… Todo dependerá de la fuerza de la economía. Aquí llevas… más o menos Bs. 25.000, navegando en gran pobreza. ¿Quién podrá ser Don Juan y amar hasta la locura aboliendo la dimensión económica de la ecuación?; ¿se logrará volver comunista la ecuación amatoria y retornar al jardín de Epicureo donde el placer sea por placer?… Adiós Don Juan que se nos puso familiar de tanta pobreza en Venezuela… ¡Qué triste!

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